martes, 3 de marzo de 2009

La mentira politológica de la participación


Un mantra presente en toda campaña electoral es esa afirmación que dice que "a la izquierda le beneficia que la participación electoral sea alta". Sin más. Es una frase que no se ahorra cualquier analísta político que se precie después de una victoria de la izquierda con un alto porcentaje electoral, pero que se guarda en el armario de los clichés hasta mejor ocasión si ha sido la derecha la vencedora en tales condiciones. Sin embargo la realidad no escasea en ejemplos que desmienten esa presunta relación beneficiosa basada en suposiciones infudadas sobre la distribución ideológica de la sociedad y una supuesta mayor capacidad de movilización de la izquierda. Por ejemplo, en las elecciones de anteayer en Galicia se batió un record de participación de más del 70 por ciento con una clarísima victoria de la derecha. Y otro ejemplo. Hoy hace 13 años de otra victoria de la derecha con participación histórica, la de las generales del 96 (con la segunda participación más alta de la democracia después de la de las generales de 2004).

Saludos

lunes, 2 de marzo de 2009

1-M: cambio a mejor


Al respecto de las seguramente históricas elecciones de ayer (las vascas sobre todo y por irradiación de la política nacional las gallegas) cabe decir, de momento, poco más que eso, que van a suponer con mucha probabilidad un cambio de rumbo importante en la política a nivel nacional. Esta idea tan poco original es apenas lo único que se puede anunciar a estas alturas mientras en el País Vasco no se le dé forma a ese cambio. En esta comunidad hay distintas posibilidades que pasan por la resolución de complejas ecuaciones políticas con variables tanto a nivel local como nacional. En todo caso, en mi opinión, cualquier cambio que suponga una pérdida de influencia del nacionalismo imperante es una buena noticia. Y eso está prácticamente garantizado.

Por otra parte, una observación nada baladí pero poco oída hoy tiene que ver con un posible trasvase de votos de la izquierda abertzale al partido Aralar, que condena la violencia. Quién sabe si esto puede convertirse en algo que tendencialmente acabe por institucionalizar (dando por sentado que a partir de ahora el Estado velará por que nunca vuelvan a sentarse diputados abiertamente proterroristas en el Parlamento Vasco) a esa parte de la izquierda vasca.

En cuanto a Galicia el análisis más jugoso tiene que ver con Mariano Rajoy, al que la victoria de anoche le ha insuflado de nuevo un cierto grado de legitimidad interna que le escaseaba desde poco después del Congreso de Valencia.

En cualquier caso lo más importante es lo dicho sobre el País Vasco y en general sobre la derrota democrática que ayer sufrió el nacionalismo periférico en España.

Saludos